En el año 1976, por mediación de Arsenio Fernández Pérez “EL POLENCHU”, se establece una relación de amistad con SERGIO DOMINGO y éste comienza a supervisar los ensayos del coro hasta conseguir un sello personal en la interpretación.
El 28 de mayo de 1977 fallece SERGIO DOMINGO, precisamente el día en que se le ofrecía un homenaje por parte del CORO SAN ANDRÉS, que a la postre fue póstumo.
A partir de entonces, el CORO SAN ANDRÉS añade a su nombre el del insigne MAESTRO, pasando a llamarse CORO SAN ANDRÉS "SERGIO DOMINGO".
Este mismo año es reconocida su labor por el Centro Asturiano de Madrid, siéndole concedido el UROGALLO DE BRONCE, máxima distinción en el apartado de Coros que otorga el citado Centro